Porque a veces la felicidad es un instante, en serio, un segundo, o como mucho un minuto.
Un instante que no te esperabas, que no tenias planeado.
Y estás ahí, bailando con tu hermano en el salón cuando te das cuenta de que, ¡coño! ¡eres feliz! en ese preciso momento estas siendo feliz.
Y para qué más.