Y cuando digo que te atan no me refiero a que te encadenan, me refiero a que te hacen un bonito lazo al tobillo, que puedes desatar cuando quieras, pero que, a fin de cuentas, te gusta donde está.
Aquellos que te hacen sentir que perteneces a algo, que te hacen olvidar las ganas de correr lejos.
Y cuando se van, cuando desaparecen de tu vida, te sientes tan perdido que huyes, sin rumbo fijo, sin hogar.