Hoy
Cuando he llegado a casa
Se me ha ocurrido una cosa muy chula,
¿y si
realmente
todos fueramos caracoles,
que llevábamos nuestra casa a cuestas,
y que un día,
cansados de llevar también
sobre la espalda
el peso del mundo,
soltamos nuestro hogar,
para descansar un rato,
y en ese momento de confusión,
de esa es tuya,
esa es mia,
otra persona,
sin querer-queriendo,
se hubiera llevado nuestra casa?
Y da igual si estamos en París,
en China
o
en nuestra cama arropados
porque sólo donde esté esa persona, estará nuestro hogar.
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