Él descubrió el porque del nombre de chica ojos de gato.
Que no era por la forma de sus ojos, como creían algunos.
Ni por el color, aunque eso estaba claro. Ni porque le gustara subirse a los tejados.
No era porque mirara siempre a la luna, aunque lo hiciera.
Ni porque ronronease cada vez que la tocaban el cuello.
Él descubrió la verdadera razón y hizo lo que pudo para conseguir que eso cambiara.
Lo consiguió dejo de ser la chica ojos de gato.
La cambio. La hizo feliz. Pero él no se había enamorado de esa nueva chica feliz.
Así que, un día, se marcho. La abandono.
¿Ella? Volvió a ser la chica ojos de gato, pero ahora, arañaba.
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