No existen números para expresar la cuantia de mi amor, ni palabras para describirlo.
Encontré la melodia de tus pasos y la ansiedad que dejas al marcharte.
He sido nieve bajo el sol cada vez que cerrabas tras de ti la puerta.
Pero vuelves, y soy Big-Bang, y universo repleto de estrellas.
Y es que desde que tú estás no hay mariposas en primavera comparables a las de mi estomago, ni sol que bese mi cuerpo mejor que tus labios, no existen auroras boreales, ni almendros en flor, ni estrellas fugaces que me impresionen.
Porque existes.
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