Me gustaría que no me preguntaras por mis marcas de nacimiento sino que te las aprendieras tú.
Que te pasaras todos los dias por mis lunares, empezando por los pequeñitos de mis hombros y acabando por ese grande de mi muslo derecho.
Que tus dedos memoricen los rincones de mi cuerpo, y que sean suaves y firmes, mientras exploran sitios en los que jamás ha estado nadie.
Y quedaté un momento, ahí en los huesos de mis caderas, a pesar de mis cosquillas.
Y si no basta con tus manos, que se apunte tu boca.
Que busque la mía, o que me muerda una oreja.
Y si se aburre que se apunte a recorrer mi cuello, o mi clavicula.
Y perdón si me muevo mucho o si me rio...
Hoy no te voy a decir que....
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