No es costumbre para mi escribir sobre alguien a quien conozco de verdad usando sus nombres, pero algo tan especial es lo propio para personas tan especiales.
Siempre me habían dicho que en la universidad se hacían las mejores amistades, y es verdad.
Cuando me toco la URJC para hacer ingeniería química, pensé... PUTA MIERDA, y ahora sólo puedo pensar que tenía que ser así.
Hay dos chicas a las que conocí el año pasado, que se han convertido en una de las cosas más bonitas de mi vida. Porque lo son, bonitas, preciosas.
Y aunque son como el sol y la luna, las dos se hacen querer con locura, y no me imagino estar sin ellas ni un sólo día, sería tristísimo.
Y es que siempre están ahí, y siempre nos escuchamos contarnos un montón de cosas tristes ¿y después? nos reímos de las penas. Y eso es increíble, porque poca gente hace que las penas se conviertan en algo por lo que reír.
Y que son preciosas, inteligentes, divertidas y únicas. Así que... ¿Ellas de qué?
Os quiero cooon todo mi corazón y un poquito del de alguien que no use el suyo (porque de verdad que hay días que el mío rebosa de tanto quereros), y pienso... Sin vosotras nada.
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